
la cola de caballo del monasterio de piedra
porque el agua, al caer, también se eleva
se eleva al golpearse en sí misma
al golpearse piedra contra piedra
ronquido veloz de las montañas que en su espejo se dan vuelta
buscándose el útero donde gimo sin saber porque
juego en la penumbra de mi desvarío
busco en el silencio la respuesta a tanto ruido
doblada tengo la espalda de todo el peso de la vida
la muerte busca mi sombra y yo me escondo entre los quilantos
no dejare que me atrape sin antes
hacerle el amor a una doncella en el árbol mas bello de mis sueños no cumplidos.
NOTA
Participan: Cristian Lagos, Jaime Contesso, Aguilina Gonzállez, Ana María Vieira
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