EL BOTE DE MAZAPAN. Miguel Guajardo
Miguel Guajardo Barrera.
Ingeniero Forestal. Poeta Cantor, avecindado en Curacautín.
El Camino del Choike es un díptico mensual cuya función es difundir literatura en el sur de Chile y Patagonia
Además; el encuentro considera talleres de lectura, café literario; discusión y creación literaria en diversos espacios tanto de la Serena como de la región.
Mayores informaciones luisaguilera02@gmail.com; luisaguilera.57@gmail.com
Proyecto Arteaulas 2006. FONDART
La Casa de Maquinas de San Rosendo. Sitio patrimonial registrado por el Taller de Fotografía Estenopeica del Liceo A-66 de Laja, Región del Bío Bío. Chile, bajo la dirección de Jorge Olave Riveros. (Curacautín)
Texto: Jaime Contesso. Voz: Jorge Olave y Laura Piña. Edición: Roberto Varas Campos. Fotografía: Taller de Fotografía Liceo A-66
En la Ruta. (Selección). Cecilia Maldini
LLUVIA
Lluéveme la vida, rosa
con tus viejas espinas
que llueva la mañana la noche
que rueden las piedras espinadas
sangrantes
que sea mi pie el que se deslice
sin heridas
y que lluevan las rosas
las espinas las piedras
y aunque todo me sepulte
que sea tu aromael último aroma
que respire.
EN LA RUTA. Fragmento
No quedará
agua en las lagunas
bosques que den sombra
aves negras teñidas de petróleo
ni liebres muertas en la ruta.
Cecilia Maldini nace en Pto. Natales, Chile, Ha publicado tres libros y en diversas antologías. En 2006 y 2008 fui seleccionada en el programa Chile con Mis ojos, organizado por la Televisión Nacional de Chile señal internacional. Actualmente reside en Río Gallegos. Argentina.
SERIE POESIA
Leyenda del Pudú de la Cordillera de Nahuelbuta. María vega.
(A Claudio Muñoz y Familia)
“Vivía a orillas del lago Lanalhue una comunidad de pacíficos mapuches, parientes de los lafkenches de Amucha y que subsistían de la pesca y de los frutos que daba Tierra. Otras comunidades, como los de Tucapel y Tirúa los respetaban y protegían porque eran los encargados de ayudar a las almas a pasar desde Lanalhue hasta la isla Mocha, el lugar de paso de las almas para llegar al Kulchenmayeu.
Cuando aparecieron los conquistadores se acabó la paz de estas hermosas familias lacustres; entonces las madres acudieron donde la más respetada y anciana lanpu domo para que las aconsejara. La diez veces madre y veinte veces abuela miró la laguna y el monte, cantó una rogativa a Shompalhue, el dios de las aguas y entonces la diez veces madre y veinte veces abuela habló y actuó: dio a la hermosa y núbil Pilmaikén una pifilka, hizo que los niños y niñas fueran cubiertos con abrigados pontros del color de la tierra y los despidió para que se ocultaran en el monte hasta que pasara el peligro. La triste melodía de la pifilka se hizo despedida y las amantes madres, entre el miedo y la esperanza les rogaron a sus hijos que fueran obedientes y silenciosos.
Poco a poco el sonido de la pifilka de Pilmaikén se perdió en los montes de Nahuelbuta. La wiña y el pangui siempre atentos, acechaban; pero la pifilka los espantaba y se resignaron manteniéndose alejados de tan agudo sonido para sus sensibles oídos.Cuando aparecieron los nuevos cruzados, la comunidad fue destruida y despojada de sus tierras, los pocos hombres que quedaron fueron entregados en encomiendas y los que lograron huir se unieron a sus primos de Tucapel y se hicieron guerreros. Cuando pasó una luna y otra luna, Pilmaikén dejó su tesoro en la cordillera y bajó a la ribera de la laguna, al ver que su comunidad ya no existía, rogó a los espíritus de la montaña para que protegieran a los niños, y a ella le dieran sabiduría para actuar. Entonces en gran Nguenechén, apiadado y admirado del actuar de la muchacha, la convirtió en golondrina y a los niños y niñas los envolvió para siempre en sus pontros color tierra y los convirtió en pequeños venados silenciosos y tímidos. Desde entonces, la cordillera de Nahuelbuta alberga manadas de pudúes que viven en lo más espeso del bosque y que son guiados por golondrinas, cuyos agudos cantos ahuyentan a los depredadores”.
María Inés Vega Sanhueza . Nacimiento. VII región del Bío Bío. Profesora de lengua castellana y Comunicación.
MARTA GODDIO.
vive en Llambi Cambpell, provincia de Santa Fe. Conduce en una radio local programa "Nuestras Voces" y edita mensualmente la revista de literatura "VEREDA SUR"
Blanca Encierra.
Nadine Alemán. Argentina
“Era tan pero tan profunda nuestra alianza,/que nos encontrábamos todas las tardes en nuestra muda locuacidad”. (Nadine Alemán)
Bianca encierra las pocas ovejas en el corral todas las tardes. Y vuelve al rancho con las piernitas envueltas en abrojos y temblando por el frío hostil de la cordillera. Bianca y su vida suspendida. Bianca con ese padre viejo y acabado que no le dio más vida que esa vida, llena de ausencias. Bianca y las estrellas. Pero ella sale inmutable cuando lo oye decir, a veces como única frase en todo el día: “¡Bianca, encierra!”. Ella sale del rancho y encierra todo lo que puede, las gallinas, las ovejas, la puerta de la despensa. Hace todo lo que él le pide mientras lo ve envejecer. Hace el pan (le pone harina de la buena y lo amasa con leche fresca para que quede mas blando y no le arruine los dientes al viejo), y no se queja del agua helada del arroyo cuando lava la loza. Le compra pilas nuevas a la radio, pega el hule del mantel cuando se raja, zurce repasadores y medias. Hasta pesca con la latita en el arroyo para que no sean siempre fideos, papas y carne. Y cuando va al pueblo, Bianca tarda. Hace despacito el camino de regreso, como soñando que nunca llega. A su padre lo acuesta, lo levanta, calienta el agua en el tanque de la cocina a leña y le prepara el fuentón de lata para bañarlo. Y apaga las velas temprano para que Ella, la Muerte, si llega no lo vea. Espera la noche para dejar las cortinas corridas y desde su cama ubicada estratégicamente bajo la ventana, ve las estrellas lejanas que la helada patagónica vuelve mucho más brillantes, como un regalo íntimo, solo para ella. Ni bien se acuesta, Bianca se pierde en un viaje único. Es otra, vive otra vida, goza el destierro nocturno y se hace a él soñando que tiene amigas, que tiene marido, que tiene hijos, que tiene calor y que tiene un destino. Así se duerme hasta el otro día, cuando al amanecer otra vez se levanta, otra vez suelta las gallinas, las ovejas, abre la puerta de la despensa. Otra vez el día, la luz, el campo, el trabajo duro, el viento y su padre. Pasando como siempre las horas lentas, hasta el atardecer, donde vuelve a encerrar. Y sobre todo Bianca encierra. Encierra esas ganas de dejar esa noche las velas encendidas para que si Ella, la Muerte, esta noche viene, entregárselo de una vez y luego perderse finalmente en la vida que ella tiene en las estrellas.